agresion en los individuos parte II

En su libro La anatomía de la destructividad humana, Erich Fromm contempla dos tipos de agresión: describe uno como biológicamente adaptativo y al servicio de la vida; un tipo de agresión, según él, filogenéticamente programado y, común tanto a los animales como a los hombres. Ejemplo de ello, de acuerdo con Fromm, es el impulso a atacar o a huir cuando se encuentran amenazados intereses vitales. El otro tipo, la agresión maligna, como son la destructividad y la crueldad, no es biológicamente adaptativa. Este tipo de agresión se observa específicamente en la conducta de hombres como Hitler, Himmler, Goebbels y otros semejantes; es común únicamente a los hombres y brota de las condiciones de la existencia humana.


La popularidad de los escritos de quienes nos cuentan que el hombre es instintivamente agresivo, por herencia de sus ancestros prehistóricos y animales, proviene de que la mayoría de nosotros deseamos una explicación categórica de la “bestialidad” humana, capaz de relacionarla con nosotros mismos y con la conducta de los demás. Difícilmente podría haber una razón mejor para buscar explicación semejante.

La guerra es lo primero que viene a la mente cuando pensamos en la violencia. Como horror institucionalizado, racionalizado y sancionado estatalmente, la guerra es la forma final de la violencia a gran escala.

Incluso en tiempos de paz oficial, la violencia nos rodea.

El ataque a seres humanos por sus propios congéneres no es nada nuevo. Testimonios de violencia entre personas los hay tan antiguos como el hombre mismo. Uno de los actos iniciales de una de nuestras mitologías mayores es el asesinato de un hermano. Era tras era, siglo tras siglo, hasta la actual versión del periódico de esta mañana, la realización humana se ha visto casi siempre acompañada por la violencia humana.

Entonces ¿a qué tomarse el trabajo de preguntar, por qué hemos sobrevivido hasta ahora? Hemos recorrido una larga distancia como especie ¿por qué no seguir sencillamente como hasta ahora, viviendo nuestras vidas y protegiéndonos cada cual como mejor pueda? ¿Por qué preocuparse?

Hay dos razones. Una es que, como especie, queremos comprender. Una de las cualidades de los seres humanos en general es su ansia de comprender  llámese curiosidad, mente inquisitiva, sed de conocimiento o lo que fuere-, comparable solo con su voluntad de hacer un esfuerzo notable con ese fin, aún cuando en ese momento no sea clara su futura utilidad práctica.

La otra razón para intentar comprender nuestra agresividad es que ha llegado el momento de hacerlo. Tras 5 ó 6 millones de años de existencia humana sobre este planeta, la violencia de los hombres amenaza con arrebatar las riendas al espíritu cooperador e inventivo y conducirnos a la extinción. Hasta ahora nos hemos equilibrado bastante bien como especie, y de hecho no hemos dejado de crecer y desarrollarnos. Pero hoy, trabajando nuestro ingenio a toda máquina, hemos creado modos de borrarnos con una velocidad y un rigor antes desconocidos. Si queremos que este agradable planeta lo habite alguno de nuestros descendientes, no hay otra elección que la de conseguir una mejor comprensión de nuestras naturalezas.

Algunos deploran nuestra huida de Dios y predican al resto que la fe traerá la paz al mundo y a cada uno en particular. Otros ven la violencia como expresión de inadecuaciones psicológicas individuales. Otros culpan de ese hecho al crecimiento de la permisividad, al declive de la educación clásica, a la existencia del impuesto progresivo sobre la renta, a la desaparición de las diferencias de clase, a las iniquidades del sistema social, etc., etc.

Algunas ideas nos informan que la agresividad es un instinto heredado de nuestros ancestros prehumanos remotos; que está profundamente metida en nuestros genes y que, por eso mismo, es imposible de erradicar. Que nosotros por nuestra naturaleza fundamental, somos criaturas violentas; somos asesinos por naturaleza.

Los escritores más importantes que han adoptado esta teoría de la agresividad innata durante la última década han sido Konrad Lorenz, Robert Ardrey, Raymond Dart, Desmond Morris, Anthony Storr y Niko Tinbergen. Entre sus libros más conocidos están: Sobre la agresión, African Genesis, El contrato social, Aventuras con el eslabón perdido, El zoo humano, El mono desnudo y Acerca de la guerra y la paz en los animales y el hombre.

tipos de agresion

Entre los animales se han observado varias formas de agresión. Cada una de ellas está clasificada según la situación-estímulo que la provoca.


1.- Agresión depredadora: provocada por la presencia de una presa natural.


2.- Agresión anti-depredadora: provocada por la presencia de un depredador.

3.- Agresión territorial: defensa de un área frente a un intruso.


4.- Agresión de dominancia: provocada por un desafío al rango del animal o a su deseo de un objeto.


5.- Agresión maternal: provocada por la proximidad de algún agente amenazador para las crías de la hembra.


6.- Agresión del destete: provocada por la creciente independencia de la prole; los progenitores amenazan, o incluso atacan suavemente a su descendencia.


7.- Agresión parental disciplinada: provocada por diversos estímulos, como mamar a deshora, juegos bruscos o demasiado prolongados, alejamientos y cosas semejantes.


8.- Agresión sexual: provocada por las hembras con el propósito de apareamiento o de establecer una unión prolongada.


9.- Agresión relacionada con el sexo: provocada por los mismos estímulos que producen la conducta sexual.


10.- Agresión entre machos: provocada por la presencia de un competidor masculino de la misma especie.


11.- Agresión inducida por el miedo: provocada por el confinamiento o acorralamiento y la incapacidad de escapar, o por la presencia de algún agente amenazador.


12.- Agresión irritable: provocada por la presencia de cualquier organismo u objeto atacable.


13.- Agresión instrumental: cualquier cambio en el medio, como consecuencia de los tipos de agresión anteriormente descritos, que incrementa la probabilidad de que se produzca una conducta agresiva en situaciones semejantes.


NORMAS SOCIALES



En algunas culturas, la agresión es bien aceptada. Unas encuestas realizadas en 1970, en E.U.A., revelaron que los norteamericanos aprueban el lastimarse entre sí. Un alto porcentaje opinó que la guerra era justificable, que los niños deben pelear y que los policías deben usar la fuerza física; igualmente opinan que los cónyuges tenían igual autorización el uno hacia el otro, y se permitía a padres y a maestros que disciplinaran a los niños por medio de castigos físicos.
Las comedias que a diario vemos por el cable nos presentan a la familia como algo amable, sano y divertido; pero el hogar puede ser peligroso (en cualquier parte del mundo).

Los rasgos de la conducta humana no están determinados exclusivamente por la herencia ni por el medio. El desarrollo de prácticamente todos los rasgos de la conducta humana es el resultado de la interacción entre factores genéticos y ambientales.


Las causas de la conducta agresiva son múltiples; atribuir el origen o el desarrollo de tal conducta a una causa singular va sencillamente en contra de los hechos. El desarrollo de la conducta agresiva, tanto en los animales como en los humanos, depende, durante cada fase de desarrollo, de la compleja interacción entre organismos y medio.

Podemos poner por ejemplo el niño con talento musical, que proviene de una familia de músicos; es imposible establecer qué parte de esa conducta se debe al talento heredado de los padres, qué parte proviene de la actitud de la familia hacia la música o qué parte se debe a otras causas. Lo que sí es seguro es que, por muy grande que sea el talento musical heredado por este niño, no será músico si no lo combina con muchos años de diversas experiencias.

Los seres humanos son capaces de cualquier tipo de conducta, incluyendo la conducta agresiva e incluyendo también la bondad, la crueldad, la sensibilidad, el egoísmo, la nobleza, la cobardía y la travesura; la conducta agresiva no es sino una conducta entre otras muchas.